Las historias sobre gigantes no son exactamente raras, pero este es uno de los pocos donde el gigante tenía dos cabezas. [Ver video]
El mundo forteano es el epicentro de las historias más extrañas del mundo, la mayoría de ellos comienzan como atracciones de feria. El empresario y artista circense estadounidense P.T. Barnum contribuyó mucho a esta charada, ya que él era conocido por sus habilidades en la taxidermia.
Sus famosas creaciones eran conocidos como garfios, (el resultado de la taxidermia fraudulenta), ofreciendo criaturas del mundo salidos directamente de las leyendas y la ficción, conformadas al parchar juntos los cadáveres conservados de varios animales emergiendo en lo que él nombraría como los jackalope, dragones, quimeras o incluso unicornios.
Sin embargo, desde las manos de los coleccionistas de garfio de todo el mundo este llegó a ser lo que consideramos como probablemente el único real y también la más intrigante atracción de todas las falsificaciones, Kap Dwa, el gigante de la Patagonia de dos cabezas.
A pesar de que media más de 3,5 metros de alto y tenía dos cabezas, Kap Dwa fue capturado en 1673 por los navegantes españoles y se mantuvo cautivo en las entrañas del
navío. Los españoles constantemente lo flagelaban y lo golpeaban lo que le determino a intentar una huida, pero durante la lucha que se produjo lo mataron con una lanza en el pecho.
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Los siguientes eventos no están claros, pero sus restos momificados fueron llevados finalmente a Inglaterra en el siglo 19, donde paso por varias atracciones de fenómenos de circo, terminando en el muelle Birnbeck de Weston en 1914.
Después de ser mostrado por los próximos 45 años en el norte de Somerset, Inglaterra, el viejo Kap Dwa fue adquirido por Thomas Howard en 1959, y después de unos cuantos traspasos él finalmente terminó en Baltimore, EE.UU.. Hoy en día, todavía se puede encontrar entre la colección de rarezas en el The Antique Man Ltd. en Baltimore, propiedad de Robert Gerber y su esposa.
Gerber ofrece un pasado un tanto diferente del gigante, aunque al final sigue siendo el mismo evento trágico. El cadáver del único Homo giganticus fue encontrado en una playa, con una lanza clavada en el pecho y no hay nada seguro acerca de su agresor. Su cuerpo fue momificado más tarde e incluso adorado por algunos locales en Paraguay que formaban una especie de religión basada en sus restos.
Los increíbles rumores sobre Kap Dwa llegaron al viejo mundo alcanzando al capitán George Bickle del navío Inglés Olive Branch, incitando a Bickle ha reclamar los restos del gigante, pero eso no fue una tarea fácil. Según Gerber, Kap Dwa fue llevado a Inglaterra, terminando en el museo Blackpool, donde permaneció durante los próximos años. Sólo entonces fue su cuerpo finalmente embarcado en el viaje de regreso a Baltimore, Maryland.
El hombre más alto registrado oficialmente fue Robert Wadlow (1918-1940), que media 2,72 m (8 ft 11 in) de alto, y los escépticos consideran altamente improbable que Kap Dwa sea real, aunque es físicamente posible para un hombre alcanzar el tamaño del legendario gigante. En cuanto a sus dos cabezas, si realmente tenía dos cabezas en un principio, los siameses no son exactamente infrecuentes, especialmente en aquellos días.
Los que han visto al gigante de cerca afirman de que no hay junturas o costuras visibles y el único trozo de cuerda era la de su taparrabos, concluyendo que no se había realizado fraudulenta taxidermia en la exhibición inusual.
Las historias contradictorias pueden ser simplemente el producto de la promoción natural de una rareza durante tantos años de visualización de la atracción.
No obstante, Kap Dwa no era el único gigante que llego ha ser mencionado en anécdotas del siglo 17. El capitán holandés Sebalt de Weert (1567-1603) describió un incidente en el que él y su tripulación fue testigo de miembros pertenecientes a una raza de gigantes. Al pasar por el estrecho de Magallanes, de Weert vio siete inusualmente grandes botes de remos amenazantes que se acercaban a sus navíos. Los barcos fueron supuestamente tripulados por gigantes desnudos con la piel de color marrón rojizo y el pelo largo, de color rojo. Su postura y comportamiento eran agresivos, determinando a de Weert a alejarse de ellos.
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También hay varios documentos desde el mismo período de tiempo en el que consta la existencia de gigantes. Uno de estos escritos es el Códice Ríos, también conocido como Códice Vaticano A. Este manuscrito es la traducción italiana del siglo 16 de un documento más antiguo escrito durante la época de la colonia española. La escritura ofrece una intrigante ilustración de página completa de varios guerreros aztecas venciendo y ejecutando a un hombre gigantesco. Las anotaciones proporcionan el nombre del gigante - Quinametzin, que se traduce como Uno de los Antiguos.
Este relato y muchos otros apoyan la teoría de que los continentes americanos fueron una vez el hogar de una antigua raza de gigantes de pelo rojo. La leyenda cuenta que los gigantes vinieron de una isla lejana, cruzando el océano en balsas cuando un cataclismo destruyó su tierra natal.